La pérdida y hallazgo de la fe

... “Ya no hay tiempo, ya la verdad es que no hay tiempo”, dijo el hombre de la tele que a mi juicio era un tipo muy conocedor de fútbol porque se sabía los nombres de todos los jugadores y yo apenas el de los que me habían salido en el álbum de adhesivos que no había terminado de llenar (ni logré terminar de).

La pérdida y hallazgo de la fe

Yo tenía seis años, mi primo Pocho diez o doce, pero en esta historia importa el abuelo que tenía sesenta y dos, doble pensión y un temperamento de los mil demonios que ha sabido apaciguar en sus años de ternura.