Un año para olvidar

Cuando el reloj marque la medianoche del 31 de diciembre de 2019 celebraremos que la Tierra, esta enorme nave espacial en la que viajamos a través del cosmos, haya podido dar una vuelta más alrededor del sol. Sin embargo, serios indicios apuntan a que el 2019 es el mismo 2016 pero con un bigote falso.

Repasemos el 2016: se murió un mundo de gente de la más querida, desde semidioses como Bowie, Alí, Juan Gabriel o Prince, pasando por Carrie Fisher, Leonard Cohen, Humberto Eco, Alan Rickman, George Michael y Rubén Aguirre (sí, el profesor Jirafales), entre tantos más; Donald Trump fue elegido presidente de Estados Unidos; en Colombia, 6.431.372 idiotas votaron “NO” a la paz en un plebiscito histórico (digan lo que quieran, no se les va a quitar lo idiotas… aunque los otros 4 millones que se les sumaron para votar por Duque dos año después entran en una categoría nueva, sin duda). Hace tres años exactos se esperaba con ansia el 2017 porque se creía que nada podía empeorar un panorama así.

Repasemos el 2019: el año comenzó con la telenovela más mala que han producido Colombia y Venezuela, protagonizada por Juan Guaidó y auspiciada por todos los cantantes de medio pelo de siempre y el títere presidencial de la derecha y los banqueros colombianos; el dólar subió más de un 25% durante el año; Duque siguió siendo presidente y metió como tres goles en el congreso; el Esmad de la Policía Nacional asesinó a un estudiante y empezó a reprimir a la ciudadanía como en los mejores tiempos del expresidente Álvaro Uribe; Álvaro Uribe no fue a prisión; la selva amazónica se incendió y a casi nadie pareció importarle; Australia se incendió también; Notre Dame se incendió y todos sus conocidos y los míos en Facebook pusieron sus fotos frente a esa horrible edificación lamentando el incendio. Y tantas otras cosas… Si giramos el 6 de 2016 en sentido horario 180 grados qué nos da: exacto, 2019.

El tiempo, esa trampa enorme que nos gusta medir para creer que podemos contener… sumaremos un año más a nuestras vidas, tragicomedia aparte, y aprovecharemos el momento para hacer reflexiones disparatadas como las anteriores o serias como las que cada uno de ustedes quiera llegar a hacer. Para mí el 2016 fue un año que empezó como un desastre y terminó muy bien; el 2019 comenzó mal, simuló mejorar, dio «un giro de 360 grados» como el que le cambia la vida a las reinas de belleza y por supuesto volvimos al desastre, pero ahora parece estar estable (a quien engaño, escribo desde Finlandia, diciembre terminó muy bien). ¿El suyo cómo fue, qué tal estuvo su año? (puede dejar sus comentarios al final de esta entrada, uno de nuestros internos se encargara de darle “like” y estar de acuerdo con usted).

En una película, The International, el héroe mete la cabeza en agua con hielo para recordar algo (el departamento de producción gastó 20 millones de dólares en balazos y explosiones y yo solo recuerdo la escena que costó 200 billetes verdes). Como estamos en el año de lo opuesto, yo, el antihéroe de esta película, decidí meter la cabeza y todo lo demás en agua con hielo para olvidar. Con la temperatura ambiente a -18 grados Celsius y la del agua casi en punto de congelación. El resultado: temí perder dos dedos del pie derecho y que luego me pusieran apodos ofensivos, pero al final ya no recuerdo qué era eso que quería olvidar. El show debe continuar.

¡Feliz año para todas las personas que leyeron estas líneas y para las otras también! Como dijo “Doc” Brown en esa hermosa película de 1985: “Nos veremos en el futuro”.

Compartir