El paso del tiempo

Ahora parece que los días son todos iguales, pero los días siempre lo fueron, simplemente no era tan evidente esa trampa que llamamos vida, o esa otra que llamamos tiempo.

En La Peste de Albert Camus se menciona a un personaje, un viejo asmático, que está postrado en una cama y pasa garbanzos de una cazuela a otra para medir el tiempo. Encerrados, en cuarentena, se pone a prueba la resistencia de los seres humanos y su esencia, el ser o estar aquí o, como diría Heidegger, el Dasein.

(Hay que decir, citando una de esas horribles tendencias de redes sociales, que hoy no estamos preparados para tener esta conversación sobre “Ser y tiempo”)

Aquello que consideramos como “el pasar del tiempo” no es otra cosa que el movimiento que los seres humanos hacemos hacia la muerte, permite que nos veamos como un “trabajo en progreso” o un proyecto. Eso que creemos vida resulta ser un abanico de posibilidades en tanto que existe algo que llamamos muerte… Sigue este texto teniendo una atmósfera densa.

Por eso daré un golpe brusco al timón y hablaré entonces de algo en apariencia trivial que resume esos conceptos de vida y muerte, tiempo, existencia: las listas o enumeraciones, una de esas formas de encontrar algo de tranquilidad mental en medio del confinamiento en el que nos encontramos por estos días.

¿Por qué escribir una lista?

Escribir una lista puede ayudarle a pasar el tiempo y, al mantener una estructura narrativa sencilla, una lista evita la pereza mental que produce el acto de escribir a las personas que no están acostumbradas a hacerlo, de modo que es un buen primer paso para quien quiera escribir o quien escriba y esté bloqueado.

Escribir una lista es tan sencillo como enumerar las cosas que vemos: un computador, un escritorio, papeles regados por todas partes, algunos libros, un revólver cargado, una impresora sobre una silla, una pared blanca. Así de sencillo y ya estuvo la primera lista.

Por dónde empezar

Escoja un tema y delimite su lista en extensión (empiece con 5 ítems y agregue dos o tres a medida que sienta mayor seguridad en la escritura de listas). No existe una restricción temática, desde las cosas que vemos en el momento, como se explicó arriba, pasando por nombres de personas (Laura, Eduardo, Ana, Blanca, Inés, Elena, Néstor), países por visitar (Estonia, Surinam, Uganda, Nepal, Armenia, Brasil, Rumania, Omán, Malasia, Azerbaiyán), comidas favoritas (Jaibas, Arepas, Jalapeños, Almendras, Jamón, Arroz) o sueños por cumplir (ese, el otro y el que es más divertido que los dos anteriores).

Posibilidades a explorar

Tengo claras algunas cosas sobre el ejercicio de escribir listas: sirven para organizar las ideas o tomar decisiones, ayudan a combatir la ansiedad, permiten viajar en el tiempo.

Las primeras dos son obvias, escribir una “lista de cosas por hacer” (pagar el arriendo, cortarme el pelo, escribir un correo al banco, lavar el baño, limpiar la cocina, etc.) permite planificar el día, la semana, el mes y en términos de eficiencia, permite cumplir algunas metas. Por su parte, un listado de instrucciones o “lista paso a paso” es la mejor forma de ejecutar una acción. Finalmente, la lista de “Pros y Contras” es muy útil para tomar decisiones, desde las más triviales hasta las más complejas. Por ejemplo:

Lista de Pros y Contras “Salir de casa y romper la cuarentena”. Pro: voy a poder respirar tranquilo aire menos contaminado de humo de autos. Contra: el aire y las cosas a mi alrededor pueden tener COVID-19 que puede matarme o voy a ayudar a propagar para que otros mueran. Es un simple ejemplo.

Ahora veamos las otras dos posibilidades que se me hacen más interesantes:

Combatir la ansiedad

No hablo aquí de un trastorno clínico que requiera ayuda psicológica y psiquiátrica, terapia o medicamentos o terapia y medicamentos. Me refiero a los momentos de profunda incertidumbre a los que cualquier ser humano está expuesto a lo largo de su vida. Un ejercicio tan sencillo como enumerar las cosas que me hacen feliz y las que me preocupan o entristecen ayuda a tener claridad sobre el mundo que me rodea, sobre los elementos que alimentan al monstruo en el que se transforman la ansiedad y el miedo.

Viajar en el tiempo

Es lo mejor del lenguaje, la posibilidad que tiene para desplazarnos en el tiempo. Podemos escribir listas sobre el pasado como “Planes de las vacaciones de mi niñez” (esperar la caja de la encomienda que enviaban mis padres, molestar a los matachines para luego salir corriendo, subir a la montaña detrás de la casa, montar en bicicleta, jugar a atender el almacén de mi abuela, ayudar a hornear pandeyucas, jugar baloncesto en la cancha del barrio, etc.); listas sobre el presente como “Cosas para comprar en el mercado” (atún, pasta, verduras, leche condensada, crema de leche, limones, galletas Ducales, etc.); listas sobre el futuro “¿Qué hacer después de la pandemia?” (cerrar las redes sociales, derrocar al gobierno, tumbar el sistema financiero, adoptar un perro y un gato, etc.); listas en modo subjuntivo “Cosas que debí hacer y no hice”, “Cosas que debí decir y no dije”, “Cosas que hubieran pasado si hubiese dicho o hecho tal cosa”.

Consideración final

El tema de las listas solo era uno de los tantos que están en mi lista de “Temas sobre los cuales quiero escribir”. Ahora puedo tacharlo, pasar a otro asunto, continuar con eso que llamamos vida, ese transcurrir del tiempo que no es otra cosa que el viaje a la muerte.

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