El Diplomado

Doppelgänger es un vocablo alemán para definir el doble fantasmagórico de una persona viva. Doble andante, el que camina al lado.

Me inscribí en la Universidad en un diplomado que ofrece el Departamento de Lingüística. Tres horas de lunes a jueves por 10 semanas. Una vez más deposité mi confianza en la educación. He aprendido cosas, pero lo más interesante ha sido estar ahí, observando. Las clases se imparten en el edificio de Sociología, ese simple hecho parece abrir una suerte de portal a otra dimensión. Nuevamente veo refutadas los valores de tiempo y espacio. A veces creo que el diplomado, entero, está en mi imaginación.

El edificio de Sociología está lleno de gente que quiso o pretende ser hippie. Hippies de corazón o por lo menos de pose: mochilas bordadas; ponchos, zarapes, y ruanas; sombreros y gorros; y un fuerte olor a marihuana que seguro ha permanecido en el ambiente desde los tiempos de Camilo Torres.

Las sesiones tienen buen ritmo aunque a veces el sueño hace estragos en los presentes. A la mitad de cada sesión, la pisca de la vareta impregna todo y la clase se relaja. En ocasiones se escuchan gemidos, en segundo plano, que distraen la atención de algunos de los asistentes.

—Es una foca.
—Suena como cuando arrastran una mesa o una silla.
—Claro, como cuando se arrastra una mesa o una silla por estar tirando sobre o apoyado en ellas…

(«Es una foca». La imagen es tierna, una foca extraviada en los pasillos de la universidad, aullando porque el porro le pegó mal).

Carl Sagan decía que todos somos primos y lo explicó claramente en sus programas y escritos. De modo que no debería estar tan sorprendido por las similitudes, pero en mi salón de clase están los dobles de personas que ya conozco, y algunos nombres y personalidades de otros participantes de esa sitcom que es la vida.

Me explico:

Hay una Marta Moreno que no se parece en nada a mi tía (su tocaya), pero es el vivo retrato de mi amiga Juana, con 27 años más, claro. Mi amiga Lina está reencarnada en una antropóloga que calza 6 y tiene ojos verdes, y hay una Lina que no se parece a nadie que hubiera conocido antes. Mi amigo Mauricio se llama Javier y no es blanco como la leche, es su versión más afro. Hay un tipo que parece un hermano perdido de mi amigo Álex y mi primo Camilo está en su versión femenina, una mujer que vive en La Candelaria, como él cuando estudiaba Bellas Artes en Bogotá.

Paso los días asombrado. En ocasiones me disperso durante la lección, porque me aterra la idea de que en cualquier momento aparezca mi doppelgänger en el salón. A veces me obsesiono, un doble idéntico (algunos dicen que lo han visto ya, ¿y si es más de uno?), ¿qué hacer cuando lo encuentre? 

Estos meses de diplomado me han dado tiempo para pensar. Si encuentro a mi doppelgänger estoy preparado. Me haré su amigo, y si lleva una mejor vida que yo, le mataré y usurparé su identidad… o no, a veces creo que de mis yoes posibles, soy el que ha corrido con la mejor de las suertes. Además, ¿quién les puede asegurar que no he seguido este plan con anterioridad?

 

 

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